«Prevemos un aumento de adicciones por la pérdida de empleo»

Proyecto Hombre en Baleares afronta un futuro próximo donde, además de los tratamientos sobre adiciones, también tiene muy presente las consecuencias de la crisis laboral que podría derivarse de la pandemia del coronavirus. Jesús Mullor Román, presidente ejecutivo de Proyecto Hombre en Baleares adelanta que la cocaína sigue estando a la cabeza de las adiciones, subraya la necesidad de buscar soluciones ante el notable consumo de drogas en el trabajo y advierte sobre la necesidad de controlar las adiciones de los más jóvenes que utilizan Internet para embarcarse en «drogas telemáticas» perjudiciales como webs de juegos o apuestas, entre otras.

¿Cómo ha afrontado Proyecto Hombre el confinamiento y la posterior desescalada?

En este punto hay que diferenciar entre aquellos que ya estaban en tratamiento y los que vienen a pedir ayuda con carácter general. Para empezar, en Proyecto Hombre, desde el punto de vista médico, hemos sobrellevado bastante bien todo el tema de la pandemia pues hemos tenido cero infectados. Tenemos una media de unas 570 personas en tratamiento diario en todo Baleares y un tercio, más o menos, están en comunidades terapéuticas de régimen cerrado. Los que tenían un soporte familiar aceptable se les derivó a sus casas manteniendo una relación telefónica y de videoconferencia. Los demás, los que son de régimen ambulatorio y de centro de día, suspendimos los tratamientos presenciales así como los nuevos ingresos. Hemos notado que pese a que han seguido tratamientos desde sus propias casas, no ha habido aumento de consumo de adiciones.

Durante este periodo de confinamiento, el aumento de determinadas adiciones, especialmente alcohol, han sido noticia.

Es cierto, pero en cuanto a que si ha aumentado o disminuido, se ha jugado mucho con cifras y datos imprecisos. Para empezar hay que dejar claro que en Proyecto Hombre notamos si ha habido aumentos o disminuciones con ciertos retardos. En ocasiones, desde que una persona empieza a pasarlo mal y después echa mano del alcohol para resolver situaciones de angustia, igual tarda un año en pedir ayuda. Tampoco se puede considerar un indicador directo cuando se dice que ha aumentado la compra de bebidas alcohólicas en los mercados, simplemente puede ser porque los bares estaban cerrados. Cuando se producen este tipo de crisis, sean económicas o sociales, entran en liza factores significativos como la depresión y otros traumas psicológicos.

«Cuando se producen crisis, se dan factores como la depresión y otros traumas psicológicos»

¿Han previsto que ante posibles situaciones futuras de estrés económico o social se podrían llegar a producir un aumento de determinadas adiciones?

Sí. Esto es lo que prevemos. Las previsiones es que se podrían llegar a producir aumentos de adiciones no tanto por el confinamiento, sino por las consecuencias del confinamiento, es decir, consecuencias sociales como pérdida de empleo. Estas circunstancias pueden llevar, en primera instancia, a intentar resolver equivocadamente las situaciones de angustia, ansiedad y depresión a través de sustancias aditivas. Lo primero a lo que se suele acudir es a los barbitúricos, a través de la medicina legal, otro es el alcohol y así van sumando. Si bien tenemos esa previsión que ya pasó en la crisis del 2008, se nota con el tiempo, ya que normalmente hay una cadencia entre seis meses y un año entre que se genera un motivo para el aumento del consumo.

El consumo de drogas y la posterior pérdida de empleo suelen ir parejos.

Si, sí. Por desgracia es habitual el consumo de drogas en el trabajo, sobre todo el alcohol. Hay un consumo elevado y basta ver los datos: la mayoría de las personas de nuestros programas son por consumo de cocaína, en torno la cuarenta por ciento, y la mayor parte de ellos están en activo porque todavía no han llegado al nivel de deterioro personal como para cargarse el trabajo. Con ello quiero decir que en el entorno laboral, aunque sea en momentos diferentes, se consumen drogas. Por ello es muy importante hacer un esfuerzo de prevención y que los empresarios tomen conciencia de estas situaciones.

«Es habitual el consumo de drogas en el trabajo»

¿Existe un prototipo medio de persona que acude a Proyecto Hombre o el perfil ha variado a lo largo de los años?

El perfil de la mayoría de personas que acude a Proyecto Hombre viene derivado del consumo de cocaína, alcohol, hachís y heroína, por este orden. Este orden no es exclusivo de Baleares, ya que coincide en toda España y en Europa. La diferencia podría estar en que en Baleares se da más la politoxicomanía y esto se debe a que en las islas se da lo que podríamos definir como consumo recreativo, es decir, aquí hay una gran oferta recreativa y el alcohol suele estar muy presente. El alcohol siempre es el eje común entre la mayoría de consumos.

¿Podríamos definir el prototipo medio de adicto?

En este punto, deberíamos hablar de los perfiles sociales. En Proyecto Hombre lo que tenemos es un reflejo de la sociedad ya que socialmente hay personas que están bien en su trabajo y con un cierto estatus económico, pero al mismo tiempo que pueden estar bien, también pueden estar muy mal. El perfil medio que solemos tener es el de un varón, en torno a los 39 años de edad, de clase media y entre unos 8 o 9 años de adición a una sustancia. En cuanto al género, y esto no ha variado desde hace muchos años, la proporción siempre suele ser de una mujer y cuatro hombres. Es importante tener en cuenta que los procesos aditivos suelen ser largos. Por ejemplo el del alcohol igual puede durar 30 años. Por eso la media de edad del usuario en tratamiento de alcohol es mucho más alta que la del resto de tratamientos.

¿Qué adiciones están a la cabeza en cuanto a consumos masivos?

La cocaína sigue siendo la primera y principal sustancia aditiva y el alcohol está presente en casi todo, siempre combinado con otras drogas. La vida media de un consumo habitual de drogas está en función del inicio y finales de consumo de la sustancia. Sin embargo, con el alcohol las franjas entre el inicio y la petición de ayuda no suelen ser muy largas y ya no hablemos del tabaco.

«Vamos a reforzar la presencia territorial de Proyecto Hombre en determinadas zonas, potenciando servicios en la zona de Manacor y en la zona de Inca»

¿Se podría hablar o prever que podríamos tener un “otoño caliente” relacionado con un incremento de las adiciones?

Esta situación la contemplamos cuando realizamos escenarios de previsiones a futuro. Uno de los escenarios posibles que prevemos es que haya más peticiones de demanda. ¿Por qué?, pues porque se han juntado una serie de condicionantes. Por ello, no sé si en otoño, aunque quizás por esto de la cadencia, se podría dar más a principios del año que viene. Una cosa es que la gente intente buscar respuestas a través de sustancias aditivas y otra es cuánto aguanta con ese abuso de sustancias.

¿El confinamiento ha aumentado el riesgo del mal uso de internet?

Cierto. Dado que teníamos una situación en la que la comunicación presencial estaba restringida, se ha generado en toda la población el uso masivo de los medios telemáticos, móvil, internet, plataformas digitales, juegos y apuestas, y esto se ha detectado en los más jóvenes. Algunos han aprovechado que tenían el ordenador delante para desviarse de lo que debían hacer. Con las nuevas tecnologías no podemos plantear la abstinencia absoluta a un joven, tal y como lo hacemos con las drogas, por lo que los esfuerzos han de dirigirse hacia la educación y limitación.

¿Cuál es la estrategia que tiene planteada Proyecto Hombre para los próximos meses?

Uno de los proyectos es el de que vamos a reforzar la presencia territorial de Proyecto Hombre en determinadas zonas, potenciando servicios en la zona de Manacor y en la zona de Inca, pues entendemos que si acercamos los dispositivos donde residen las personas, les ponemos más fácil que puedan acudir y hacer los programas terapéuticos. Además, aumentamos el campo de la prevención: hemos reforzado la presencia y los equipos de prevención no solo en las escuelas sino también en el ámbito laboral. Por último, está la intención de reforzar todo lo que es la última etapa de incorporación a la vida normal y que es la reinserción. Para la reinserción tenemos una empresa que podría ser una empresa puente para después incorporar al usuario al mundo laboral. Esta empresa de reinserción, precisamente pensando en lo que nos podría venir en los próximos meses ante la situación económica, nos va a venir muy bien para poder contar con un instrumento para las personas porque prevemos que el tema de la afectación laboral va a ser importante.

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