La adicción es una enfermedad crónica que afecta al funcionamiento y a la estructura del cerebro. En la mayoría de los casos, comienza de forma progresiva y, cuando la persona empieza a ser consciente de tener un problema, ya lleva un tiempo importante de evolución, lo que se conoce como «silencio clínico». Esta fase de consumo inicial, que puede durar hasta años, retrasa y dificulta la solución de un problema que, en la mayoría de los casos, hasta la misma persona que lo sufre no es consciente o no quiere admitir la gravedad de la situación.
En este sentido, detectar a tiempo una adicción resulta clave para superarla y, para ello, es esencial que tanto la familia como los compañeros y amigos de la persona adicta, conozcan y estén atentos a una serie de signos que evidencian la existencia de la adicción y la necesidad de buscar ayuda. Una vez detectada e identificada la adicción, es fundamental ponerse en manos de profesionales para su tratamiento.
«Uno de los síntomas claros de un adicto es negar la existencia tanto de su adicción como de los problemas asociados que padece», explica Cosme Sanchís, médico general especialista en adicciones de Triora Alicante. Por este motivo, es muy importante saber cuáles son los signos de la adicción.
Podemos hablar de la enfermedad de adicción cuando pasamos del uso al abuso y del abuso a la dependencia. «En el momento que el consumo de sustancias o conductas de tipo adictivo empiezan a coger demasiado protagonismo en la vida de la persona, y se empieza a eludir las responsabilidades personales, es el momento de estar alerta», advierte Sanchís.
Otros síntomas propios del adicto se encuadran en los cambios en el estado de ánimo, con apariciones bruscas de episodios de irritabilidad o de depresión, junto a una tendencia a pasar más tiempo a solas y desinterés por realizar actividades.
Estos cambios anímicos también se detectan en las relaciones familiares y sociales y en el terreno laboral. «La persona adicta tiende a un mayor grado de aislamiento, con cambios en el grupo de amigos. Empieza a tener dificultades con los hijos hasta el punto de molestarles y comienzan a darse conflictos con la pareja. De repente, se vuelve más huraño, se encierra y, cuando sale, lo hace sin ningún tipo de control», detalla el médico de Triora Alicante.
En esta línea, también se producen alteraciones en el normal desempeño laboral. El adicto deja de asistir con regularidad al trabajo y busca excusas para ello. Está más distraído, su rendimiento en el trabajo baja y deja citas colgadas sin ninguna excusa hasta el punto de que comienza a ser amonestado por ello.
Desde el punto de vista físico, existen signos que pueden ayudar a detectar que una persona tiene problemas, como puede ser el descuido del aseo personal, la aparición de sangrados nasales, secreciones nasales, ojos irritados o pupilas dilatadas.
También se observan cambios en las pertenencias, hábitos de consumo y rutinas diarias. Aparece dinero sin conocer la procedencia, hay envoltorios sospechosos y restos de sustancias en la habitación. Se producen fases de falta de apetito alternadas con episodios de hambre descontrolada y problemas frecuentes de salud junto a molestias físicas como dolores de cabeza, resfriados, rojez en los ojos o irritación en la garganta, entre otros.
Cómo ayudar a una persona con problemas de adicción
Para poder ayudar hay que tener claro el perfil de las personas con problemas de adicción. «Nos enfrentamos a alguien que va a negar lo evidente, que va a ser muy manipulador y que va a anteponer el consumo a cualquier otra cosa», indica el experto de Triora adicciones.
Sabiendo esto, hay que estar muy alerta de todos los signos. «Cuando veamos estas señales en un familiar, amigo o compañero, tenemos que ser conscientes de que nos enfrentamos a un problema y debemos sentarnos delante de él, con calma, mostrarle nuestra preocupación no juzgándolo sino tendiéndole la mano, ofreciéndole nuestra ayuda y ser capaces de hacerle reflexionar para que entienda lo que le está pasando, porque muchas veces no quiere o no puede ser consciente de lo que le ocurre», resalta Sanchís.
Tal y como subraya el doctor Sanchís, para poner solución a un problema de adicción, «indudablemente hay que buscar ayuda profesional en un centro terapéutico, como es Triora Alicante, donde el paciente tras reconocer la existencia del problema, toma conciencia de lo que le ocurre y comienza un programa médico-terapéutico que le permite salir de su adicción».
El tratamiento consta de varias fases. Una primera de desintoxicación, que es la retirada de la sustancia a nivel orgánico; la siguiente fase es la de deshabituación, para romper los hábitos adquiridos con la adicción, y finalmente la rehabilitación.
Triora Alicante es un centro abierto, experto en el tratamiento de adicciones, con terapias individuales y grupales, donde se potencian hábitos de vida saludables como el deporte o la alimentación. A través del Modelo Triora se trabaja la parte física, psicológica y personal del individuo. «El objetivo es volver a recuperar el sentido a la vida, para luego volver al día a día con herramientas que ayuden a la persona a tener una vida normalizada a todos los niveles, sin riesgo de recaída», remarca Cosme Sanchís de Triora Alicante.