Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) crecen año tras año y casi de manera imparable tras la pandemia. También en Córdoba, donde están experimentando un repunte en el último ejercicio vinculado, sobre todo, al cambio en las formas de contacto y de relacionarse que tienen ahora los cordobeses. Así lo advierten Ángela Camacho Espejo y Diana Corona, médicas e investigadoras de la Unidad de Gestión Clínica de Enfermedades Infecciones del Hospital Reina Sofía de la capital.
La principal hipótesis del repunte responde a las formas de contacto entre las personas, los viajes y tener una comunicación fácil entre países, el uso de redes sociales y aplicaciones, que facilita tener encuentros esporádicos con personas que no vuelves a ver. «Hay menor percepción del riesgo y la población se ha relajado en el uso de los mecanismos de barrera al descubrir que el Sida y otras infecciones se pueden tratar, todas estas situaciones están facilitando el repunte», alertan desde el Reina Sofía.
«Tenemos relaciones sexuales antes, con más parejas a lo largo de la vida, vivimos más, vivimos mejor, y si hay mayor calidad de vida hay mayor actividad sexual«, aseguran Camacho y Corona. Este contexto, unido a que la mayoría de las enfermedades de transmisión sexual son asintomáticas, apunta a que «vemos solo la punta del iceberg» del problema. En este sentido, el médico puede intentar hacer un diagnóstico lo más precoz posible y tratar a los contactos, es la herramienta más eficaz con la que cuenta la medicina: la prevención y el diagnóstico precoz. Por eso las campañas de información son tan importantes, porque «toda la seguridad que pongas es poca».
Las ITS son varias y se dividen en dos grupos: las habituales o clásicas y las emergentes. Las clásicas son ocho, cuatro de ellas son curables y otras cuatro no tienen tratamiento para su eliminación. Entre las curables están sífilis, monococo, clamidia y trichomonas, y las más difíciles o que pueden generar patologías son el VIH, la hepatitis B, el VPH y los herpes. Las emergentes, por lo general, son infecciones cuyo agente infeccioso era desconocido.
Casi todas las enfermedades de transmisión sexual clásicas son más frecuentes entre los 25 y los 45 años, y en hombres, excepto la infección por clamidia. No obstante, «hay que tener claro que cualquier persona sexualmente activa que haya tenido una relación sexual sin protección está expuesta a contagiarse de una ITS». Muchas tienen periodo de latencia, es decir, que puede pasar años sin ser diagnosticada, como puede ser la sífilis.
Existen varias ONG que cuentan con licencia para hacer las pruebas de ITS gratuitas. Una de ellas es Iemakaie, en Córdoba. En la asociación en los últimos tres meses el repunte de casos ha sido «abismal». Mientras que en todo 2023 la ONG detectó dos resultados positivos de VIH, en los menos de tres meses que van de 2024 ya se han detectado la misma cantidad, dos casos. Así lo asegura la psicóloga del centro, Belén Lovera. Lo que más detecta la organización son «una barbaridad» de casos de sífilis, hepatitis C y VIH. Sin embargo, de sífilis, por ejemplo, en lo que va de 2024 solo ha detectado un caso, mientras el año pasado en el mismo periodo ya habían detectado entre 14 y 15. Por lo tanto, los datos son relativos.
La asociación alerta de la demanda a derivación a la PREP (profilaxis prexposición) sobre todo de mujeres cis y trans que se dedican a la prostitución, y hombres que mantienen relaciones con otros hombres. La PREP son medicamentos que reducen sus probabilidades de contraer el VIH y se llega a ellos a través de prescripción medica al Hospital Provincial. Iemakaie deriva a los pacientes de manera directa y hace un seguimiento y acompañamiento, sobre todo si la persona va a acudir por primera vez a la Unidad de Infecciones. Lovera alerta de que falta información al respecto en los servicios sanitarios, donde «muchas veces los médicos no saben sobre la PREP».
«Piensas que nunca te va a tocar»
Laura se hizo una citología casi por casualidad hace dos años; en ella le salió VPH, una infección que está asociada a más de 311.000 muertes por cáncer de cuello uterino cada año, según la Organización Mundial de la Salud. «A mí me atacó el tipo número 16 del virus, el más agresivo, porque las células del útero se vuelven cancerígenas», explica Laura. «Te piensas que nunca te va a tocar, nunca te imaginas que te van a pegar nada, aunque tengas pareja formal, da igual», agrega, y expresa que lo ha pasado «muy mal porque psicológicamente te toca»: «Sigo teniendo pánico a la palabra papiloma, porque me pillaron por una casualidad; si ese día no voy a hacerme la citología, estaríamos hablando ahora de otra cosa».
Algunas señales ayudan a identificar las ITS, pero es fundamental acudir al sistema sanitario o a las asociaciones que hacen las pruebas para descartar o confirmar el diagnóstico y someterse a tratamiento lo antes posible. El contexto de las relaciones sexuales es importante. Para las especialistas deben ser «satisfactorias y con responsabilidad afectivo sexual, con consentimiento en el uso de preservativos».
«La gente dice que tiene menos sensaciones usando preservativos, pero el que no lo uses puede venir acompañado del uso de sustancias recreativas, donde tus capacidades de captar el peligro están más expuestas», alertan las médicas del Reina Sofía. El uso de drogas recreativas está presente en la forma de las relaciones actuales, el conocido como chemsex; el consumo de sustancias para intensificar las sensaciones, pone en riesgo a los usuarios por «el cambio de comportamiento que genera la droga, que está relacionado a que haya mayor diagnostico de ITS y de VIH». Su uso «no es tan extendido», pero hay que tenerlo en cuenta y preguntarlo en consulta.
En Iemakaie, por ejemplo, cuentan con pruebas de tercera generación, las que detectan la presencia de anticuerpos. La oraquick consiste en una muestra de saliva, mientras que la de digitopunción es una muestra de sangre en el dedo. La oral es menos agresiva porque no requiere hacer daño al cuerpo, pero la fiabilidad es de un 98,6% y tarda 20 minutos en ofrecer el resultado, mientras que la de punción brinda una respuesta más inmediata y una fiabilidad del 99%. Las pruebas tienen un periodo de tres meses, por lo que si una persona tuvo una práctica de riesgo hace dos semanas, el resultado no va a salir.
Las pruebas son confidenciales, gratuitas y con cita previa a través del teléfono de la asociación, que practica las mismas de lunes a jueves en horario de mañana. El viernes no se hace para poder hacer la derivación inmediata en los casos positivos. Se suele hacer al menos una prueba cada día, pero en Córdoba «se nota un repunte importante en el mes de mayo», el mes de la Feria, los Patios y las Cruces.