La digitalización ha invadido nuestras vidas; es difícil encontrar jóvenes que apenas haga uso de ella
Cal Newport, autor de ‘Céntrate’ e ingeniero informático, explica en El País cuál por qué redes sociales, emails o móviles son perjudiciales para la concentración
En el vídeo, algunas de sus reflexiones sobre la gestión que hacemos de las nuevas tecnologías
En los tiempos que corren es realmente complicado encontrar a personas sin perfiles en redes sociales o sin cuentas de correo electrónico; más aún cuanto más joven es el individuo. La digitalización y todas sus herramientas han invadido por completo nuestras vidas. «Lo que va a facilitar que podamos hacer un trabajo a fondo y concentrarnos más va a ser algo de carácter filosófico, no lo va a resolver la tecnología», plantea Cal Newport en una entrevista concedida a EL País.
Newport es profesor de Ciencia Computacional en la Universidad de Georgetown (Washington) y desde hace unos años se ha convertido en una de las voces más críticas con el uso que estamos haciendo de la tecnología. No es es ni el primero ni el último que emite una denuncia en este sentido. La suya se une a la de pensadores como Byung-Chul Han, autor de ‘La sociedad del cansancio’, que opina que el móvil es un instrumento de dominación; o la de Zygmunt Bauman, cuya teoría de la modernidad líquida consideraba a las redes sociales como una trampa de la nueva era.
En su último libro, ‘Centrate’, Newport, que ha prohibido la entrada en su casa a las redes sociales y los teléfonos inteligentes, analiza los efectos de las herramientas digitales en la concentración. En el vídeo, algunas de las reflexiones sobre la gestión que estamos haciendo de las nuevas tecnologías.
Atrapados tras una pantalla, hay miles de adolescentes adictos a los móviles, los videojuegos y, en general, internet. La pandemia ha agudizado el problema. En los casos más graves, son habituales las agresiones y los comportamientos peligrosos. Un 18% de los jóvenes entre 14 y 18 años usan compulsivamente las nuevas tecnologías. En bastantes ocasiones, este uso abusivo acaba en adicción, una enfermedad que comparte características con otras adicciones como las drogas o el alcohol.