La Doctora en Psicología M. Esther Rincón nos da las claves para contrarrestar la realidad de las adicciones en la juventud.
El consumo de alcohol y sustancias hace que numerosos adolescentes aprendan a convivir con las drogas y la bebida en un momento vital en el que no suele existir el miedo hacia ello. M. Esther Rincón opina al respecto: «El origen de este tipo de conductas puede deberse a varios factores. Así, se han mencionado desde la ilusión de invulnerabilidad, que constituye uno de los sesgos cognitivos humanos según el cual se distorsiona nuestra percepción de los riesgos y amenazas que podemos sufrir, es decir, pensamos que la enfermedad, así como cualquier otro evento negativo (accidente de tráfico, por ejemplo), no nos sucederá a nosotros sino a los demás; hasta la ausencia de información real sobre las consecuencias físicas y psicológicas de su conducta. En cualquiera de los dos escenarios, los programas de educación orientados a la prevención de la ejecución de dichos comportamientos resultan la fórmula más eficaz para contrarrestar dicha realidad».
Por otro lado, las nuevas tecnologías (TIC) han desembocado en conductas adictivas debido a la gran dependencia que originan y que acaban afectando a la vida familiar, escolar y social. «Los jóvenes tienen tecnología de gran relevancia en sus manos, pero no tienen directrices científicas certeras sobre cómo deben emplearla, ni de porqué motivo ha de ser así», comenta la Profesora de Psicología.
Cierto es que a pesar de que cada adolescente se enfrenta a esas adicciones de un determinado modo, no resulta una etapa sencilla, ni para los propios adolescentes, ni para los padres y profesores, como también opina M. Esther: «Tal y como se ha señalado anteriormente, no se trata de prohibir, sino de educar en valores. Nuestros jóvenes son maravillosos, son despiertos, son exigentes, son espíritus inquietos, son curiosos y ávidos de que se les ofrezcan conceptos nuevos que les hagan recapacitar y plantearse cuestiones que antes ni siquiera se hubieran cuestionado».
Y es que la adolescencia es una etapa de búsqueda de nuevas experiencias. Los adolescentes comienzan con el alcohol y las diferentes sustancias habitualmente por curiosidad. Pero no es el único motivo: sentirse bien, reducir el estrés o sentirse parte de un grupo de amigos o de un círculo social son otras de las razones que pueden llevar a los jóvenes a jugar con las adicciones. «Sólo con investigación de calidad se podrá discernir cuáles son aquellos aspectos nocivos y cuáles los beneficiosos del uso de las nuevas tecnologías en nuestra sociedad, porque ambos coexisten en nuestra cotidianeidad. Pero para ello, se requiere una mayor inversión en recursos que nos capaciten para poder desarrollar ensayos clínicos adecuados, que nos provean de resultados empíricos relevantes gracias a los cuáles elaborar esos manuales de uso, así como también manuales de prevención del abuso, que es el proyecto que estamos elaborando actualmente en el departamento de psicología de la Universidad CEU San Pablo», comenta M. Esther. «Es de especial relevancia establecer aquellos patrones que constituyen un empleo adecuado y reducir las tasas de incidencia de la adicción a las nuevas tecnologías, en nuestra sociedad, sobre todo teniendo en cuenta la extraordinaria velocidad con la que éstas últimas se desarrollan y progresan, situándose por delante incluso de las políticas legislativas implicadas en su regulación», asegura también la Doctora de Psicología.
¿Cómo ayudar a nuestros hijos en un contexto de apatía social?
Antes de que la relación entre padres e hijos se convierta en un auténtico infierno, es aconsejable pedir ayuda a un profesional especializado en relaciones familiares. Debemos hallar un punto de encuentro en el que los padres continúen siendo un espejo para sus hijos y a su vez los adolescentes puedan evolucionar hacia la madurez. Según la experta M. Esther: «Las políticas de educación encaminadas a la prevención, en este particular, son imprescindibles; considerando asimismo que deben aunar a todos los agentes implicados en el cuidado de la población infantojuvenil, como son padres, educadores y sanitarios».
Otras adicciones: prevención
Las adicciones conductuales, sociales o sin sustancia son un tipo de adicciones no relacionadas con el abuso y dependencia, como el alcohol o las drogas. Entre ellas, la adicción a las nuevas tecnologías. Es aquí donde entrarían la ludopatía, la adicción a la actividad física (vigorexia), la adicción a las compras e incluso la adicción al trabajo.
La ludopatía es ya una de las adicciones que más preocupan entre los jóvenes, sobre todo por la proliferación de casas de apuestas, especialmente en los barrios de clase media baja, así como de las apuestas online.
La adicción a las nuevas tecnologías es una situación novedosa ya que es demasiado pronto para saber las consecuencias. El uso abusivo del videojuego no supone ninguna modificación especial ni en el rendimiento escolar ni en las actividades sociales, ni produce problemas físicos, sin embargo hay jóvenes que ya tienen problemas como ansiedad y tristeza.