Córdoba, paradigma de la desigualdad: a la cabeza en rentas altas y en pobreza crónica

Las organizaciones sociales piden un cambio estructural para redistribuir la riqueza

La presentación del informe ha corrido a cargo de Fran Jiménez, coordinador provincial de la red en Córdoba; Presen Izquierdo, de Ariadna y Javier Morillo, en nombre de Cruz Blanca

 

Con la amenaza de una nueva crisis sobrevolando la escena económica, Córdoba se presenta a las puertas del 2020 como en un paradigma de la desigualdad, por un lado encabeza la renta media más alta de España, en el puesto número 11 y, por otro, los indicadores de exclusión social revelan el aumento de la pobreza crónica, que se enquista año tras año y que se deja ver también en la presencia en la ciudad de tres de los barrios más empobrecidos de España. Es la radiografía que describe la Red Andaluza contra la Pobreza y la Exclusión Social, conformada por casi una veintena de entidades sociales.

Según las entidades sociales, los que eran pobres antes de la crisis del 2008 siguen siendo pobres hoy y a ellos se han sumado una legión de cordobeses que incluso contando con un puesto de trabajo están en los límites de exclusión social porque hoy por hoy, tener un empleo no es garantía de nada debido a los bajos salarios y a la precariedad laboral que impiden cuestiones básicas como el acceso a una vivienda.

En este escenario, la red exige a las administraciones un cambio estructural que se lleve a cabo en coordinación con las entidades que trabajan con los sectores más desfavorecidos y que permita redistribuir la riqueza y paliar la exclusión social.

Las organizaciones sociales piden un cambio estructural para redistribuir la riqueza

Según el informe de la red andaluza, presentado en toda Andalucía en la víspera del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, Andalucía ha vuelto a aumentar sus niveles de pobreza y ya alcanza a más de 3,2 millones de personas. «Existe un claro empeoramiento de las condiciones de vida de las personas más pobres, lo que se ve en el aumento de las tasas de pobreza severa y en la brecha de la pobreza». Solo Andalucía concentra actualmente más de una de cada cuatro personas en esta situación.

La situación se visualiza en todos los ámbitos, y se acentúa en colectivos como la mujer, que en Córdoba se sitúa muy por encima de la tasa de paro masculino. Si Córdoba es la sexta provincia con más paro en hombres, en el caso de las mujeres, se eleva al segundo puesto, según la información que recoge el informe. Entre las que sí trabajan, la brecha salarial marca la diferencia, ya que ellas cobran unos 3.526 euros menos que ellos en la provincia. Los mayores de 55 años es otro de los colectivos más castigados por el paro de larga duración.

La pobreza infantil muestra un panorama muy poco halagüeño, con tasas de pobreza en menores de 16 años que se acentúan en los sectores más vulnerables, es decir, en las familias con niños dependientes y en familias monoparentales. La tasa de pobreza de las familias con niños dependientes es del 23,2%, seis puntos más que la media de familias sin niños en estas circunstancias. En el caso de las monoparentales se eleva al 42,9%, el doble de la tasa media de los hogares.

La tasa de abandono escolar, la quinta más alta de Andalucía

El abandono escolar, que en Córdoba es del 23,2%, la quinta tasa más alta de Andalucía, es una sentencia de desigualdad para muchos jóvenes, que pasan a la bolsa de aquellos que ni estudian ni trabajan y, se descuelgan del acceso en condiciones de igualdad a puestos de trabajo. No es de extrañar que la tasa de paro juvenil en Córdoba se sitúe actualmente en el 46,7%.

La presentación del informe ha corrido a cargo de Fran Jiménez, coordinador provincial de la red en Córdoba; Presen Izquierdo, de Ariadna y Javier Morillo, en nombre de Cruz Blanca, pero han estado presentes representantes de los 18 colectivos integrados en la red, que han insistido en que desde el 2008, Córdoba sigue soportando tasas muy elevadas de pobreza y exclusión», al tiempo que han reclamado no solo un cambio estructural a las administraciones sino un cambio cultural a la sociedad para salir del individualismo y el «sálvese quien pueda» y buscar soluciones a la pobreza también desde los hogares, movilizándose para promover un cambio de concepto.

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