Los retos de la lucha contra el VIH: “España debe aspirar a eliminarlo totalmente”

 

Hace 31 años, el mundo conoció los antirretrovirales, que con el tiempo han servido para el tratamiento del VIH con una evolución más que positiva. Sin embargo, la infección sigue presente en la sociedad y todos los organismos sanitarios se hacen la misma pregunta: ¿qué hay que hacer para seguir en la lucha hacia la desaparición definitiva de las infecciones de VIH?

Para obtener respuestas, hemos acudido a los expertos, reuniendo a Antonio Alemany, director general de Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid; Julia del Amo, epidemióloga del Instituto de Salud Carlos III, y José Ramón Arribas, jefe de la Unidad de Infecciosos del Hospital Universitario La Paz, en torno a la mesa redonda ‘Nuevos retos en la lucha contra el sida’, organizada por El Confidencial en colaboración con Gilead.

 

El objetivo: 90-90-90

En 2014, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) puso en marcha la estrategia 90-90-90, que tiene tres objetivos fundamentales:

  1. Diagnosticar al 90% de las personas infectadas por el VIH en todo el mundo.
  2. Someter al 90% de los diagnosticados a la terapia antirretroviral.
  3. Lograr la supresión virológica en el 90% de los pacientes tratados.

Dentro de esta lucha, ¿ha hecho España los deberes? «No estamos ahí aún», asegura Julia del Amo, «sino entre el 82-94-92 y el 82-80-80. Además, los resultados pueden variar según las comunidades autónomas». En cualquier caso, «no deberíamos conformarnos con el 90-90-90, habría que aspirar a un 95-95-95».

José Ramón Arribas coincide con su visión: «El 90-90-90 es aspiracional y sirve para marcar una competencia sana entre países. De todos modos, debemos ser más ambiciosos: un país como España debe aspirar a eliminar el VIH totalmente. Y la cifra total de diagnósticos nos deja peor que la media de los países de nuestro entorno».

 

Lo que hemos conseguido hasta ahora

En cualquier caso, si echamos la vista atrás, es evidente que todos los países, y especialmente España, han avanzado mucho en la lucha contra el VIH desde la aparición de los antirretrovirales como forma de terapia: «Vivimos en una época en la que podemos hacer mucho por la persona que está infectada: podemos tratarla y hacer que el virus baje de manera que no se transmita», asegura Arribas.

La evolución, por tanto, está clara, ya que hemos pasado de un virus que provocaba la muerte a un virus controlado, y en este tiempo se ha conseguido que nadie muera por estar infectado de VIH: «Una persona bien tratada no transmite el virus y puede tener una esperanza de vida completamente normal, puede llevar la vida que quería llevar. Ahora estamos ante una infección incurable, pero controlable», apunta el especialista de La Paz

La ONU también confirma esta tendencia: según los datos que maneja su Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, el tratamiento del VIH puede llegar a normalizar la supervivencia a la infección, más allá del estigma social que esta provoca.

Nuestro país, de hecho, cuenta con centros dedicados única y exclusivamente a tratar el VIH: en Barcelona, se encuentra el centro BCN Checkpoint y en Madrid, la clínica Sandoval, que se ha especializado en prevención, diagnóstico e investigación de esta infección.

Para Alemany, estos dos centros no solo son motivo de hacer un balance positivo, sino que además marcan el camino a seguir: «Solo por Sandoval ya han pasado 26.806 personas. En España, quizá no tenemos tanta cultura de tener centros especializados en una sola cosa, pero replicar este tipo de centros es una medida eficiente, ya que se compensa con un año de tratamiento de antirretrovirales en un hospital».

Los datos hablan por sí solos. Si nos fijamos en la evolución anual del número de muertes por sida en España desde 2006 a 2016, veremos que la tendencia a la baja ha sido evidente, con unos niveles actuales que suponen casi un tercio de las muertes: de las 1.313 de 2006 a las 498 de 2016.

 

Lo que queda por hacer

No obstante, en este contexto toda lucha es poca, así que conviene seguir mejorando todas las pautas de actuación y asumir los nuevos retos que España debe afrontar para seguir mejorando. Los expertos consultados apuntan en tres direcciones.

 

Diagnóstico precoz

Hay un dato que para José Ramón Arribas resulta preocupante: «La mitad de los pacientes son diagnosticados más tarde de lo que se debería. Además, casi el 50% de los pacientes avanzados tuvo relación previa con el sistema sanitario, pero no fue diagnosticado. No podemos permitirnos eso».

La autocrítica, por tanto, siempre es necesaria: «Para vencer la epidemia, tenemos que hacer algunas cosas diferentes de como las hemos hecho hasta ahora», asegura Alemany. «Quizá fallamos en la prevención, en el diagnóstico precoz. De 2008 a 2013, bajó mucho la investigación en España y hay que evitar eso. Además, el papel de la atención primaria está siendo muy débil y el proceso de seguimiento del paciente, también. Todo eso debe responder a políticas nacionales y autonómicas».

 

Prevención y concienciación

Todos recordamos el famoso eslogan ‘Póntelo, pónselo’, uno de los mayores hitos de las campañas de concienciación sobre el VIH. Sin embargo, Julia del Amo no recuerda «cuándo fue la última vez que se hizo una campaña así», con lo que quizá tengamos un problema. «No estamos excepcionalmente bien», asegura Arribas, «así que no hay motivos para dejar de concienciar».

De hecho, «ha bajado mucho el número de personas que se hacen pruebas», recuerda Antonio Alemany. «Hace 15-20 años, había mucho respeto a esto en las relaciones esporádicas, y eso se ha perdido. Hemos pasado de no tener pánico a relajarnos y ha desaparecido la atención pública sobre este asunto. Hay que atraer a la gente para que se haga la prueba». Y es que «todo el mundo debe saber que aún hay riesgo de contracción», recuerda Julia del Amo. «No hay que meter miedo ni estigmatizar, pero no podemos dejar de concienciar». Al final, «si en vez de tratar a una persona toda su vida te gastas dinero en más prevención, te ahorras 30 años de tratamiento», asegura Alemany.

Coordinación y centralización

En este tipo de asuntos sale a la palestra un debate recurrente: la idoneidad (o no) de que las comunidades autónomas decidan y ejecuten sus propias estrategias. Para Alemany, «la descentralización ha hecho que perdamos coordinación. Es el Ministerio de Sanidad quien debe tener la última palabra, pero ya no juega el papel de liderazgo que tenía antes».

Entonces, en un régimen de competencias autonómicas, ¿cómo se puede llevar a cabo una gestión centralizada? Para el director general de Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, «la labor de la Administración debe ser la de conjugar todos estos esfuerzos y diseñar cómo tenemos que abordar el problema del VIH en la sociedad, desde el principio (tomar las medidas para que la gente no llegue a infectarse y para que tome conciencia de nuevo del problema) hasta el seguimiento de determinadas personas que ya están en tratamiento y quieren llevar una vida normal».

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