Adicciones: la importancia de los valores en el proceso terapéutico

 

Honestidad, Sinceridad y Responsabilidad

Recuperarse de un trastorno adictivo requiere de un gran esfuerzo personal, de ejercer una voluntad férrea en ese proceso de cambio, y de poner en valor muchos conceptos que la adicción ha arrastrado a su paso.

Unos pilares fundamentales en los que se deben sustentar la recuperación de estas personas, serían tres valores: la sinceridad, la honestidad y, sobre todo, la responsabilidad.

La sinceridad, porque es lo opuesto a la mentira que es una de las sintomatologías que está presente mientras la persona con el trastorno está en activo. La honestidad por el respeto que conlleva hacia los demás y por oposición a la conducta egoísta. Y la responsabilidad, por el compromiso que adquiere consigo mismo de sus actos y consecuencias, no culpando a los demás de lo que se deriven de éstos.

En cualquier proceso terapéutico de las adicciones esos tres valores son esenciales en ese proceso de cambio, más tarde, irán emergiendo otros en la medida que la recuperación de la persona vaya avanzando. Sea en un grupo supervisado por un profesional o en un grupo de autoayuda, la puesta en práctica de esos tres conceptos ayuda a que la persona deje de lado la mentira, el autoengaño, la culpabilización a los demás y se vaya encontrando consigo misma. Y es en estos grupos terapéuticos, donde la persona que decide recuperarse se encuentra con una ayuda inestimable, que es el testimonio de otras que se encuentran en su misma situación y que ya están ejercitando esos valores. Estos testimonios actúan como una alfombra donde sus primeros pasos no le resulten tan áridos, sus primeras palabras le sean menos dolorosas al encontrar la comprensión y, a la vez, le sirvan como soporte donde poder apoyarse y seguir avanzando.

Una vez inmerso en este proceso de cambio en el que la persona pasa de la abstinencia a la sobriedad, es necesario que encuentren una motivación que les ayude a seguir hacia adelante. Y en esto los profesionales han de estar muy atentos pues, generalmente, estas personas se encuentran ante un universo de emociones negativas difíciles de soportar. La culpabilización, entre otras, se adueña de sus sentimientos, y focalizan sus pensamientos en conductas y consecuencias pasadas que les impiden seguir recuperándose. Así que, primero hay que ayudarles a regular esas emociones negativas de manera saludable y equilibrada y, segundo, motivarles en ese proceso de cambio para que encuentren un sentido a sus vidas.

Es muy importante mostrarles que ese cambio no les excluye de la sociedad, sino que, bajo el ejercicio de su responsabilidad y el autocuidado, ellos deciden la forma de relacionarse con la misma. Y es aquí donde han de ser honestos y sinceros consigo mismos de forma continua, pues las adversidades forman parte de la vida diaria y la sobriedad no está exenta de ellos. Enseñarles que estos contratiempos, cuando aparecen, son oportunidades para afrontarlos de forma distinta a como lo hacían, y que ocuparse de resolverlos les ayudarán a afianzarse en su recuperación. En la medida que vayan afrontando, responsablemente y con serenidad, todas esas situaciones, se irán conectando con su nueva persona y con la vida.

Así que, después de haber afrontado una adicción, caminar de manera sincera, honesta y responsable, es el mejor regalo que estas personas pueden hacerse a sí mismos y a los suyos, además, de ser un ejemplo de superación para todos nosotros.

Deja un comentario